Al final, al perro no le pasó nada, fue porque el dueño fue al café y lo ató allí. Estaba indefenso y restringido en sus actividades. Entonces estaba muy triste. Llevaba un suéter. Es por el amor del maestro. Esto es culpa del maestro. El final es que el maestro descubre su error en Internet y ya no lo deja solo en una calle extraña. Si tiene que salir, se quedará o lo dejará quedarse solo en casa. Los errores son inevitables. Si comete otro error, aún se ahogará en la saliva de los internautas ~~~~ La tristeza de Newman es temporal. pero la tristeza de los perros callejeros es eterna. ¡Llamo a los internautas a cuidar de los perros callejeros!