Al caer la tarde
Una señora estaba de pie
Al borde del bosque
En su mano estaban las riendas de un semental
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Nunca había visto a una chica tan hermosa
Escuché la voz suave en cualquier lugar
Susurró ¡ay!
Ella pertenece
Pertenece a otro otro para siempre
Sí, ella pertenece al crepúsculo y a la niebla