El sistema médico estadounidense generalmente no brinda servicios gratuitos. En comparación con algunos países avanzados de Europa, aunque el sistema de seguridad médica de Estados Unidos es relativamente completo, no es gratuito para todos. Los estadounidenses de clase rica suelen tener un seguro suficiente y pueden disfrutar de servicios médicos de alta gama y tecnología de vanguardia, como si estuvieran en un entorno de atención médica gratuita. Sin embargo, para los grupos de bajos ingresos sin seguro, su cobertura médica es limitada y los gastos médicos son elevados e inasequibles.
Aunque a veces se dice que Estados Unidos brinda atención médica "gratuita", en realidad esto no es exacto. Los impuestos elevados son una parte importante del apoyo al sistema médico. Los diversos impuestos que pagan los ciudadanos estadounidenses en su vida diaria en realidad actúan como costos ocultos de los servicios médicos. Se puede decir que, aunque la carga de los gastos médicos se comparte ampliamente, en esencia no es verdaderamente gratuita. Por lo tanto, la atención médica "gratuita" en los Estados Unidos es sólo una expresión relativa, y detrás de ella se esconde un complejo sistema fiscal y económico.