Después de graduarse, una niña de Liangshan, provincia de Sichuan, regresa a su ciudad natal para enseñar, yendo y viniendo de montaña en montaña.

La razón por la que la niña Liangshan regresó a su ciudad natal para enseñar es porque una vez sintió el dolor de las montañas. Ahora que finalmente ha salido de las montañas, también puede comprender profundamente lo que harán los niños. Qué pasa en el futuro, espera dejar que su luz y su calor calienten a los encantadores elfos en esa tierra ignorante, para que puedan tener un futuro brillante como la gente de afuera, y puedan salir de las montañas y deshacerse de ellos. pobreza.

Además, la niña de Liangshan también se sintió reconfortada por otros. Hace 10 años, alguien vino a su escuela para enseñar, para ella fue como si un mundo nuevo apareciera frente a ella. Así que trabajó duro y finalmente salió de la montaña y sintió el mundo exterior. Pero para ella, su sentido de misión la hizo ansiosa por regresar a su ciudad natal, convertirse en parte de la construcción de su ciudad natal y convertirse en miembro de los estudiantes en prueba.

Hoy en día hay muy pocos jóvenes que estén dispuestos a soportar las dificultades y tomar la iniciativa de elegir soportar las dificultades. Por lo tanto, esta niña obviamente salió de las montañas pero regresó a las montañas. Ambiente ignorante, cerrado y difícil. Esto es lo que estamos haciendo ahora. El mundo de los valores es muy extraño, por eso llama la atención de todos.

Desde su punto de vista, esto también es una especie de retroalimentación, porque una vez alguien entró en este pequeño pueblo de montaña desde el bullicioso mundo exterior y le trajo luz y calidez, por lo que ella también quería traer esto a Ella continúa transmitiendo luz y calidez a sus alumnos. Esto es una especie de amor y una especie de gratitud.

Pero por muy justas que sean las palabras, lo que no se puede cambiar es el difícil entorno de las montañas. Si bien continuamos promoviendo nuestros sentimientos, también necesitamos encontrar formas de resolver problemas prácticos tanto como sea posible, y no podemos confiar únicamente en los sentimientos. Los sentimientos no pueden usarse como alimento, no pueden llenar el estómago de estudiantes y profesores, no pueden brindarles mejores recursos materiales y sólo pueden adormecer temporalmente los corazones de nosotros, los de afuera.

Lo que más debemos hacer es resolver fundamentalmente el entorno cerrado y atrasado de estas escuelas de pueblos de montaña y brindarles mejores recursos educativos para que todos los niños puedan tener la oportunidad y la capacidad de salir de las montañas.