En la antigua mitología griega, los valientes Hércules y Orfeo conquistaban toda la vegetación con la música.
Hércules es el mayor héroe de la mitología griega antigua. Hijo del rey dios Zeus y Alcmena, nació con un gran poder.
Según los antiguos mitos y leyendas griegas, había un famoso poeta y cantante llamado Orfeo en Tracia, la antigua Grecia. Su padre era Apolo, el dios de la luz, el ganado y la música, y su madre era Apolo. Es Calliopa, la musa encargada de la literatura y el arte. Esta experiencia de vida le dotó de extraordinarios talentos artísticos. Orfeo confió en su talento musical para establecer logros sobresalientes en las filas de los héroes.
Historias Míticas
Hércules recibió preciosos regalos de los dioses y se mostró sumamente agradecido. Pronto encontró la oportunidad de devolver el favor. Resulta que la diosa de la tierra Gaia dio a luz a un grupo de gigantes para el dios del cielo Urano. Estos monstruos tenían rostros feroces, barbas largas y desordenadas, cabello largo y una cola de dragón escamosa detrás de ellos, que se convirtió en sus pies.
La madre los instigó a oponerse a Zeus, porque Zeus se convirtió en el nuevo amo del mundo y envió a un grupo de hijos que Gaia había dado a luz en el pasado, los Titanes, al infierno del Tártaro. Unos años más tarde atravesaron el infierno y emergieron en los campos de Tesalia. Al verlos, las estrellas cambiaron de color e incluso Helios giró la dirección de su carro solar.
Los gigantes usaron la montaña como escalera para subir paso a paso hacia la residencia de los dioses, sosteniendo en sus manos palos de roble encendidos y piedras enormes, y cargaron hacia el Olimpo como una tormenta. Los dioses recibieron un oráculo de que si ningún mortal participaba en la batalla, los dioses no podrían matar a los gigantes invasores.
Cuando Gaia escuchó la noticia, rápidamente buscó una manera de proteger a sus hijos del daño de los mortales. Esto requiere una hierba. Sin embargo, Zeus iba un paso por delante e impidió que el resplandor de la mañana, la luna y el sol mostraran su luz. Mientras Gaia buscaba hierbas en la oscuridad, Zeus las recogía. Le pidió a Atenea que le diera la hierba a su hijo Heracles y le pidió que viniera a luchar.
Al final de la batalla, los dioses elogiaron a Hércules por sus heroicos logros. Zeus llamó olímpicos a los dioses que participaron en la batalla, un título para los valientes. Los dos hijos que Zeus tuvo con mujeres mortales, Dioniso y Hércules, también recibieron este glorioso título.