En primer lugar, lo mejor es no conocerse, para que no os podáis enamorar.
Lo segundo mejor es no conocerse, para no extrañarse.
En tercer lugar, es mejor no acompañarnos, para no debernos unos a otros.
El cuarto es mejor no quererse unos a otros, para que no puedan recordarse.
La quinta es que lo mejor es no enamorarse, para que no podáis abandonaros el uno al otro.
En sexto lugar, lo mejor es no estar cara a cara, para que no os podáis encontrar.
La séptima es que lo mejor es no ser incompatibles entre sí, para que no haya consecuencias negativas.
Los octavos es mejor no ponerse de acuerdo, para que no haya continuidad.
Noveno, lo mejor es no depender unos de otros, por lo que no podéis depender unos de otros.
Lo décimo mejor es no quedar, así no tenéis que juntaros.
Pero nos conocemos una vez que nos hemos visto. Es mejor vernos que no.
Ande y tú sois inseparables, por lo que no tenemos que preocuparnos por el mal de amor en la vida o la muerte.
Fuente: "Primera" y "Segunda", y las últimas cuatro oraciones son el mismo poema de Tsangyang Gyatso, solo que con diferentes traducciones. Del "tercero" al "décimo" del medio, según el escritor Tong Hua, son la continuación de la "ropa blanca y azul" de sus lectores[2].