Esta frase proviene de un versículo de la Biblia y es lo que dijo Jesús al hablar de la riqueza y el verdadero valor de las personas.
El significado de esta frase es que incluso si una persona gana todas las riquezas y cosas materiales del mundo, si pierde su propia vida, entonces estas riquezas y cosas materiales no le traerán la verdadera felicidad. felicidad y satisfacción. Porque el valor de la vida no se puede medir por las cosas materiales, y después de la muerte, toda riqueza y estatus perderán su significado.
Aquí Jesús enfatizó el valor y la singularidad de la vida. Señaló que la gente no puede cambiar nada por la vida, porque una vez que se pierde la vida, todo pierde sentido. Esto también nos recuerda que debemos sopesar sabiamente las diversas opciones, ganancias y pérdidas en la vida, y no sacrificar nuestras vidas más preciadas en pos de ganancias materiales temporales.