En la película La caída, el Führer expresa en un discurso su frustración y enfado con la guerra y el liderazgo.
En concreto, en su discurso, el Führer acusó a los generales (y a sus soldados) de ser "cobardes descaradamente desleales" que sólo se preocupan por sus propios intereses e ignoran sus responsabilidades como líderes. Señaló específicamente que estos generales eran incapaces de dirigir al pueblo y tomar decisiones correctas.
El discurso del Führer estuvo lleno de ira y decepción, ya que insistió en que su liderazgo estaba siendo negado por aquellos que no entendían ni respetaban sus intenciones. En este discurso, el Führer demuestra su gran confianza en su papel en la guerra y su descontento con la forma en que otros lo juzgan.