El 17 de junio de 2013, un local de Fujian presenció una escena cruel: un hombre conducía un coche eléctrico a gran velocidad, arrastrando a un perro detrás de él. El perro se estaba muriendo y ya no podía gritar. El bloguero y su novia lo persiguieron durante unos 300 metros y lo detuvieron, pidiéndole que detuviera la violencia. Ante el creciente número de curiosos, el hombre se quitó la cuerda y se alejó. El perro murió antes de ser trasladado al hospital.