"¡Esta tierra es sagrada!" Después de leer este texto, esta frase ha estado resonando en mi corazón. La reverencia del jefe Seattle y de la gente de esta nación por esta tierra me contagió y me hizo comenzar a mirar la tierra bajo mis pies con una nueva actitud. Montones de basura tirada en la carretera, coches que emiten muchos gases de escape, pequeños peces de vientre blanco, plantas químicas en mal estado y algunos decimales marchitos y amarillos. Ésta es la situación actual de la tierra bajo nuestros pies. Pero hace décadas, hace cientos de años, ¿era esta tierra así? No, no lo es. En ese momento, debe haber montañas verdes y aguas verdes, sauces verdes y flores rojas. Si pudiéramos tratar esta tierra como sagrada y apreciarla como lo hacían los indios, no tendríamos ese final. "La tierra es nuestra madre. Todo lo que le suceda a la tierra, eventualmente les sucederá a los hijos de la tierra". Esta frase realmente se hace realidad. La piel de la tierra se destruye, la sangre se contamina, el cabello se corta, la carne y los huesos se desarrollan y las sombrillas tienen agujeros, ¿no sentimos lo mismo los humanos? Esta tierra nos vio nacer y nos dio sol, lluvia y rocío.