No importa el calor que haga, no puede detener los frutos del pleno verano.
Cuando estaba comiendo tomates en el huerto de la azotea de mi amigo a principios de año, escupí las pequeñas semillas que planté especialmente ayer, mi amigo me envió un mensaje diciendo que estaban listas para recoger. Algunos de los tomates parecían rojos, amigo mío. Los que no fueron recogidos fueron dejados especialmente para que yo los recogiera con mis propias manos, para que yo también pudiera experimentar la pequeña alegría y la alegría de recogerlos y cosecharlos.
Solo pasan tres meses desde la siembra hasta la cosecha. Desde el momento en que se plantan se han convertido en mi preocupación. En el ajetreo de la ciudad, se llenan de mis pequeñas expectativas y alegrías. A menudo los riego, los fertilizo y los desmalezo con mis amigos. Los veo varias veces a la semana. Es realmente molesto esperar ansiosamente.
A veces simplemente me agacho y los miro durante mucho tiempo, como si pudiera verlos crecer, escuchar el sonido de sus excavaciones en la tierra y sentirlos felizmente absorbiendo nutrientes del suelo. . Humedecido por la lluvia y el rocío, y arrastrado por la brisa primaveral, crece feliz.
La naturaleza y la vida siempre nos sorprenden. Las flores están abiertas, los frutos están maduros, hay preciosas berenjenas moradas, finos pimientos, verdes espinacas de agua y puerros, pesados melones y Mis tomates favoritos...
De color colorido y de color verde, sumamente encantador, puro y claro, cristalino, sin pesticidas, sin maduración, cada fruto está expuesto a la luz del sol y en el medio pasa el tiempo. Naturalmente, las frutas y verduras del jardín están llenas de fragancia y mi corazón está lleno de alegría. Las acaricio suavemente con las manos y recojo un poco de felicidad. Mirando las cestas llenas de frutas y verduras. una feliz temporada de cosecha p>
Por la noche, sopla la brisa. También es muy feliz hablar de la vida con amigos, charlar sobre la vida y, de vez en cuando, chismorrear jeje ... tengo sed. así que cojo unos cuantos tomates y los rompo. Unos cuantos pepinos tiernos, los muerdo casualmente, son crujientes, tiernos y dulces, refrescando el corazón y el bazo.